Estos últimos días hemos vuelto a presenciar una alta inestabilidad en el Medio Oriente. Al conflicto que enfrenta a israelíes y palestinos en Gaza, hace algo más de una semana se sumaron los ataques producidos entre Israel e Irán, mientras que el fin de semana Estados Unidos tomaba la decisión de realizar ataques específicos a tres de las instalaciones nucleares iraníes ubicadas en Fordow, Natanz e Isfahán.
Según los dichos de las autoridades norteamericanas, los resultados de la incursión han sido muy exitosos, y llamaron a las autoridades iraníes a sentarse a una mesa de negociaciones para superar el conflicto. El día de ayer, en respuesta a lo ocurrido en sus instalaciones nucleares, Irán intentaba un ataque a una base estadounidense ubicada en Qatar, al parecer sin mayor éxito. Las informaciones no han dejado de sucederse, y al finalizar el día, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciaba un alto al fuego entre Irán e Israel, cese en las hostilidades que luego fue puesto en duda por el propio canciller iraní, de modo que la incertidumbre sigue siendo elevada. Pareciera ser que la tregua aún es algo frágil.
Si bien hasta ahora la respuesta del mercado ha sido bastante mesurada, con los inversionistas mayormente descontando un apaciguamiento del conflicto, aún existe una sensación de inseguridad al respecto, quedando todavía cabos sueltos que debieran ser cerrados. Parte importante de esta incertidumbre a nivel económico, se encuentra en el hecho de que Irán cuenta dentro de sus herramientas de negociación, con el control del estrecho de Ormuz, cuya importancia estratégica radica en que por sus aguas transita, de acuerdo con diversas versiones internacionales, cerca de un 30% del suministro por vía marítima de petróleo, así como entre un 20% y un 25% del gas natural licuado a nivel mundial. De este modo, un potencial cierre del estrecho tiene el potencial de exportar el conflicto hasta la esfera económica por una potencial alza en el precio del crudo a nivel internacional, algo que podría generar efectos más globales.
En medio de la incertidumbre aun imperante, una mirada histórica de los conflictos geopolíticos en el pasado puede dar algunas ideas interesantes respecto de cómo enfrentar en términos de inversiones estos eventos, en el caso de esto volviera a agitarse. En primer lugar, en los últimos 60 años, la mayor parte de los conflictos han tenido una duración corta y no han generado un impacto relevante y sostenido para los mercados accionarios. En promedio las caídas llegan a un 7%, alcanzándose el piso en cerca de tres semanas, mismo lapso de tiempo que tardan en recuperarse los niveles previos a gatillarse las ventas.
Lo anterior ocurre porque en general los fundamentos macroeconómicos suelen ser más fuertes que la volatilidad producida en el corto plazo. Si bien la economía mundial se encuentra en un momento algo vulnerable, producto de la disrupción que han ocasionado los anuncios de aranceles por parte de Estados Unidos, pareciera ser posible que el impacto de este conflicto geopolítico pueda ser absorbido. No obstante lo anterior, deberemos estar siguiendo de cerca los efectos que pudiese tener un posible incremento en los precios de la energía en la inflación estadounidense, sobre todo pensando en el margen de acción que pueda tener la Reserva Federal en términos de política monetaria.
Teniendo todo lo anterior en consideración y debiendo mantener una especial vigilancia tanto a la evolución del escenario como de la reacción de los mercados a éste, debiéramos seguir ciertas líneas de acción pensando en nuestras carteras de inversiones y en cómo enfrentar estos eventos. Para comenzar, y tal como hemos señalado en otros momentos de alta incertidumbre, debiésemos evitar tomar decisiones apresuradas, toda vez que los mercados suelen sobre reaccionar en primera instancia, mientras que siempre terminan primando los fundamentos de mediano y largo plazo. Y en este caso, y con la información de la que disponemos hasta el momento, los fundamentos para un horizonte de inversión mayor siguen siendo positivos. No hay mejor compañera de viaje en el mundo de las inversiones que la visión de largo plazo para nuestras carteras, de modo que el llamado inicial es a mantenernos invertidos.
Adicionalmente a lo anterior, si bien el mantener una adecuada diversificación de las carteras tanto a nivel geográfico como de monedas siempre es una buena idea, en casos como el actual puede cobrar aun mayor relevancia, toda vez que esto nos permite suavizar el comportamiento de las inversiones que en algunos casos puede sufrir de una volatilidad importante. En términos de selectividad, y ante una posible escalada en los costos de la energía, Estados Unidos pudiese resistir de mejor modo un evento de estas características, toda vez que es un exportador neto de estos productos.
Respecto de Europa, si bien es importador neto de petróleo y gas, el viejo continente ha ido reduciendo de manera paulatina su dependencia al medio oriente como proveedor, de modo que podría verse menos afectada que en eventos anteriores. Finalmente, el privilegiar a emisores de alta calidad, con compañías con balances robustos y alta capacidad de generación de caja sería también aconsejable.
En Principal sabemos que, en momentos como este, el contar con información se vuelve muy necesario para ponderar de la mejor manera posible los hechos y tomar decisiones de inversión razonadas y con fundamentos. De este modo, en caso de que los hechos lo ameriten, volveremos a ponernos en contacto con usted para entregar nuestra asesoría.
Equipo Principal
La información entregada no debe ser considerada como un consejo o recomendación para la adquisición o venta de valores. Dicha información no debe entenderse como recomendación de inversión, como pronóstico o proyección de rentabilidad. Esta información no pretende representar el funcionamiento de ninguna inversión en particular.