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Renta fija: una nueva normalidad y forma de invertir

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Por Principal Chile
20 de Agosto de 2025

Introducción

Parece un recuerdo muy lejano, pero hace solo 6 años una de las grandes preocupaciones de la renta fija a nivel global era el bajo nivel de sus tasas. Incluso, en los bonos de algunos países éstas llegaron a niveles nominales negativos, lo que significaba que si un inversionista adquiría estos papeles estaba dispuesto a tolerar una pérdida si las tasas no caían en forma importante. Un caso emblemático son los bonos del gobierno de Japón, con tasas negativas incluso en plazos de 10 años.

Hoy la realidad es muy distinta. Por ejemplo, para estos bonos japoneses, las tasas retornaron a los niveles previos a la crisis financiera global del 2008-09; y para plazos de 30 años, las tasas ya superan el 3%. La vuelta a los niveles precrisis financiera global ya había ocurrido en otras economías desarrolladas y también en la mayoría de las emergentes. En el caso de Chile, donde en 2019 llegamos a tasas reales negativas, también tuvimos una vuelta a los niveles precrisis financiera global hace ya varios años.

Lo que hace distintas las perspectivas en renta fija a nivel global este año es que, finalmente, se ha aceptado que la tendencia a la baja de las tasas de interés que vimos desde los 80 a nivel global se ha terminado, y hoy no existe una tendencia de largo plazo clara para este tipo de activos. Post Covid, ante los estímulos fiscales y el uso transitorio de ahorros para estimular las economías, se argumentaba que el alza de tasas sería un fenómeno casi en un 100% transitorio o cíclico, al igual que la inflación. Esta visión era el consenso el año pasado, cuando parecía que los niveles de inflación a nivel global finalmente convergían a los niveles objetivos de los principales bancos centrales del mundo. Con todo, esto no pasó por diversas razones, principalmente por eventos que parecían independientes y transitorios.

Pero la realidad es que desde la pandemia hemos entrado en un nuevo régimen en la renta fija global, gatillada por un cambio importante en la interacción del mundo político con la política fiscal y monetaria. La noción de una política fiscal anticíclica ha cambiado radicalmente en este periodo. Hoy, en un momento no recesivo a nivel global, vemos cómo tres de las economías más relevantes (EE. UU., Alemania y Japón) tienen planes de estímulo fiscal. Segundo, este año hemos visto constantes intervenciones del actual gobierno de EE. UU. respecto al actuar de la FED, que han generado incertidumbre sobre uno de los principales pilares que permitió la baja de la inflación y de las tasas desde los 80: la independencia de la política monetaria. A estos factores se suman la incertidumbre ante la guerra comercial, que elimina uno de los grandes factores a las menores presiones inflacionarias que el mundo vivió en los 40 años anteriores a la pandemia.

En conclusión, lo que vimos postpandemia no fue 100% cíclico. Por lo tanto, retomar la tendencia global de las tasas de interés a la baja como lo vimos entre los 80 y la década de 2010 parece poco realista.

La pregunta entonces es ¿por qué gran parte de los fondos o estrategias ligados a renta fija siguen con estructuras similares a la de los 30 o 40 años anteriores? ¿Es momento de movernos hacia una nueva forma de invertir en renta fija?

En el caso de los fondos mutuos, lo tradicional son fondos con límites de inversión por duración o monedas bien acotados, que tienden a ser clasificados como money market (menor a 90 días), corto plazo (menor a 1 año), mediano plazo (entre 1 y 3 años), largo plazo (entre 3 y 5 años) o muy largo plazo (sobre 5 años), en pesos o en UF. El problema es que estos fondos están hechos para resolver una necesidad particular o para aprovechar un momento económico específico, ya que no ofrecen la flexibilidad necesaria para adaptarse a cambios macroeconómicos en un régimen de tasas de interés sin una tendencia clara.

Otro problema de estos productos es que la responsabilidad del allocation entre fondos de renta fija queda en los clientes o sus asesores -y no en las áreas de inversiones- lo cual limita la inmediatez a la hora de generar cambios, y muchas veces no se logra que éstos sean los óptimos.

¿Cuál debería ser la nueva forma de invertir en renta fija? La respuesta tiene que venir por el lado de fondos de renta fija bien diversificados, no limitados por un rango acotado de duración o moneda, y que más bien busquen un nivel objetivo de riesgo, gracias a un alto grado de flexibilidad para cumplir con ese objetivo de volatilidad. Para lograr esto, se requiere, primero avanzar en soluciones integrales más en línea con una gestión patrimonial activa, “empaquetada” en una estrategia o fondo que tome el 100% de la responsabilidad del allocation. Segundo, aprovechar el desarrollo de nuevos instrumentos que permiten esa flexibilidad (swaps de tasas de interés), lo que resuelve el problema de la menor liquidez en el mercado de renta fija postretiros.

Este tipo de fondos permitiría aprovechar de mejor manera los atributos de la renta fija en el contexto actual, ya que sigue siendo una piedra angular en la construcción de portafolios de inversión, gracias a que permite bajar el riesgo cuando se combina con acciones y porque sigue siendo el principal activo para preservación de capital en moneda local.

La información entregada no debe ser considerada como un consejo o recomendación para la adquisición o venta de valores. Dicha información no debe entenderse como recomendación de inversión, como pronóstico o proyección de rentabilidad. Esta información no pretende representar el funcionamiento de ninguna inversión en particular.