Una de las máximas fundamentales en las finanzas y en el mundo de las inversiones apunta a la existencia de un trade off entre riesgo y retorno. Éste apunta a que existe una relación en la cual, a mayor riesgo percibido, mayor debe ser el retorno que lo recompense.
¿De qué trata esto?
Pensemos que cuando hablamos de activos financieros tenemos asociados dos conceptos básicos, como son (1) el del riesgo asociado, y (2) el del retorno esperado de la inversión en dicho activo. El retorno es algo deseable, por supuesto que todos quisiéramos obtener un rédito lo más alto posible, sin embargo, éste último no es gratis. Siempre debemos considerar el riesgo asociado a la inversión. Lo anterior porque el riesgo claramente es percibido como algo negativo, y nadie estaría dispuesto a recibirlo gratuitamente. Los inversionistas exigen una recompensa por correr riesgos, de modo que se vean más que compensados por éste. Y también por supuesto se da el efecto que, a mayor riesgo incurrido, mayor será el retorno esperado exigido, nadie quiere exponerse a riesgo gratis.
Pensando en lo anterior, se podría ordenar los distintos productos existentes según el riesgo que presentan, y a cada uno de ellos, asociarle su retorno esperado. Si esto fuera un gráfico, debiese tener pendiente positiva, porque recordemos, “a mayor riesgo mayor debe ser el retorno”. ¿Qué tipo de activos encontraríamos al principio de este gráfico? Debiésemos observar activos muy seguros, y, por ende, con retornos asociados muy bajos. Depósitos a plazo, o fondos money market, estarían en este extremo.
No obstante lo anterior, a alguien con poca experiencia en inversiones, podría surgirle la duda respecto de lo que hemos estado viviendo en los últimos años, toda vez que sobre todo en 2022 y 2023 tanto depósitos a plazo como fondos money market, estuvieron rentando unas cifras muy positivas. Por ejemplo, en este mismo periodo de tiempo los depósitos a plazo ofrecían retornos que en términos anuales superaban los dos dígitos. ¿Va esto entonces en contra de todo lo dicho anteriormente? La verdad es que no. Lo que ocurrió en ese entonces, y sigue ocurriendo ahora, pero progresivamente a la baja, es una anomalía fruto de las altísimas inflaciones que viviéramos luego de la pandemia por coronavirus de hace unos años atrás.
Si hay una característica que comparten los bancos centrales a nivel global, es que todos tienen una meta inflacionaria. La receta clásica que un banco central debe seguir para devolver a su cauce natural a la inflación cuando ésta se encuentra alta, es la de subir sus tasas de interés con el objeto de producir los incentivos correctos en los agentes económicos de modo de desacelerar la actividad, con ello la demanda, y, en consecuencia, rebajar las presiones sobre los precios.
¿Y qué relación tiene todo esto con los depósitos a plazo y fondo money market?, pues que la tasa de política monetaria es un tipo de interés de muy corto plazo y tiene una relación muy directa con las de los instrumentos de bajas duraciones como estos. De hecho, una manera bastante cercana de proyectar cuál será la tasa de los depósitos a plazo es observar a la TPM, ya que la relación es muy cercana. Desde finales de 2022 y hasta mediados de 2023, la TPM llegó hasta su nivel más alto del último tiempo al alcanzar un 11,25%. Luego de esto la inflación empezó a ceder, y con ella la actividad económica sufrió una desaceleración, posibilitando que el Banco Central iniciara un nuevo ciclo de política monetaria empezando ahora a recortar las tasas de interés para reactivar la economía. Recientemente, el Banco Central ha vuelto a disminuir la tasa de instancia, la cual ya está en niveles del 4,75%, y se espera que continúe su descenso. Lo anterior ha ocasionado que los retornos de los fondos money market y los depósitos a plazo también vengan en una fuerte caída, y esto es probable que siga produciéndose en los próximos trimestres. De este modo, la etapa de retornos muy atractivos con un riesgo asociado prácticamente nulo llega a su fin, y los inversionistas deberán salir a buscar rédito a sus inversiones en otro tipo de activos, que, si bien tengan algo más de riesgo, logren compensar la pérdida de retorno que se está observando.
¿Cuál debiese ser la respuesta más obvia a esto?
Si bien siempre antes de analizar cualquier tipo de inversión uno debe analizar conceptos fundamentales como son el perfil de riesgo y el objetivo de la inversión, lo natural es que alguien que esté en un activo de muy bajo riesgo, tenga una disposición limitada a incurrir en éste. Dado lo anterior, lo natural debiera ser buscar aquel retorno perdido por las bajas en las tasas de interés, en instrumentos de renta fija de duraciones algo mayores. ¿Qué tan mayores?, pues dependerá justamente de la tolerancia al riesgo del individuo y de sus objetivos.
Si lo que se quiere realizar es una inversión en renta fija, hay decisiones que tomar al respecto. Por ejemplo, ¿qué duración escojo?, o, ¿invierto en instrumentos denominados en pesos o en UF? En estos momentos estamos viendo un mayor atractivo en la parte media de la curva y en instrumentos denominados en pesos, toda vez que pareciera que la inflación se encuentra en franca vía de ser controlada, de modo que en nuestras carteras recomendadas mantenemos una sobreponderación en este tipo de instrumentos.
Ahora, no es menos cierto que la incertidumbre imperante en los mercados en la actualidad hace que estas decisiones no sean algo fácil de tomar, y que la necesidad de adaptarse a las cambiantes condiciones del mercado se constituyan en un desafío adicional, siendo el timing de las operaciones algo relevante. Ante esto surgen alternativas muy interesantes, como lo son los fondos mutuos de renta fija, pero con una estrategia flexible, donde el portfolio manager tiene la opción de moverse con cierta libertad entre monedas y duraciones adaptándose a los constantes cambios del mercado. Nuestras carteras recomendadas también poseen una ponderación relevante en este tipo de inversión. Adicionalmente, los fondos mutuos cuentan con algunas ventajas bastante relevantes respecto de, por ejemplo, los depósitos a plazo, como lo son la liquidez de los primeros y sus beneficios tributarios.
De este modo, estamos en un momento en el cual resulta bastante aconsejable salir a buscar mayores retornos y abandonar instrumentos como depósitos a plazo que seguirán perdiendo atractivo. Lo anterior, claramente, con un riesgo controlado. Y en este caso, los fondos de renta fija hasta duraciones medias, y aquellos de estrategias flexibles que se logren adaptar rápidamente a los cambios, parecieran ser buenas opciones. Para lo anterior, por supuesto, contar con una asesoría integral apropiada en todo orden de cosas, es fundamental.