Horacio Morandé
Gerente General de Principal Ahorro e Inversiones. Ingeniero Civil Industrial Universidad Católica de Chile. 14 años de experiencia. Magister en Economía de Universidad Católica. MBA Universidad de Los Andes.

Una excelente alternativa para mejorar tu pensión

23 de Abril 2019 - 8 mins de lectura

La discusión sobre el sistema de pensiones adquiere cada vez más protagonismo, de hecho, no es al azar que, para este año, el Ministerio de Hacienda plantee entre sus prioridades el proyecto de ley que reforma el sistema de pensiones.

Y es que como país estamos más conscientes de que el futuro de los chilenos importa y hay que tomar decisiones en el corto plazo si queremos aspirar a un buen futuro financiero para nuestros pensionados. En esa lógica, resulta fundamental estar al día de las alternativas que existen para optimizar el ahorro y asegurar una pensión consecuente con el esfuerzo laboral y de ahorro realizado durante la vida laboral.

Cuando se reciben sumas importantes de dinero, como pueden ser los bonos de desempeño, por ejemplo, las personas optan por distintos caminos para invertir ese dinero y así, asegurar un mejor futuro para ellos mismos y sus familias. Entre ellos está comprar propiedades, invertir en el banco o aprovechar otros productos financieros que ofrece la industria. Sin embargo, estas no constituyen las únicas formas de ahorro para la pensión. El instrumento por excelencia que apunta a ahorrar voluntariamente para la pensión es el Ahorro Previsional Voluntario (APV), pues además del ahorro mismo, el Estado provee a este instrumento de beneficios tributarios que hacen aún más atractivo invertir en ellos.

Para aprovecharlos al máximo, es de suma importancia conocer las diferencias entre los distintos regímenes que existen, pues está la modalidad tributaria A y la B.

Para ejemplificar y determinar cuál conviene más, vamos a exponer dos ejemplos:

El APV-A consiste en que el Estado, a modo de incentivo y premio por el esfuerzo de ahorrar, entrega una bonificación fiscal equivalente al 15% del monto de ahorro. En el APV-A se ahorra después de impuestos, sin embargo, el monto del beneficio no depende del tramo de impuestos en que está el cliente sino que de cuánto se ahorre. Por ejemplo, a una persona que ahorra $10.000 al mes en APV-A, el Estado le entrega una bonificación de $1.500, totalizando $11.500 si es que utiliza este dinero para fines previsionales.

En tanto, en el APV- B la persona puede optar a que al momento de realizar un aporte a su cuenta APV, éste sea rebajado de la base imponible del Impuesto Único de Segunda Categoría (mensual) o del Impuesto Global Complementario (anual). En otras palabras, se ahorra antes del pago de impuestos. El monto del beneficio depende del tramo de impuestos en que está el cliente, e implica que una parte del aporte APV la paga directamente el fisco.

En resumen, este instrumento constituye una excelente alternativa para lograr una mejor pensión, y es una forma simple de rentabilizar al máximo los ahorros.

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