
Un nuevo NAFTA (TLCAN)

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Desde la elección no sólo de Donald Trump, sino también del Congreso actual en los Estados Unidos (EE.UU.), el mundo ha vivido con la preocupación de un posible golpe negativo a la apertura comercial internacional, además de la posible restricción a la movilidad de capitales y personas a través de diferentes fronteras, pero principalmente hacia y desde las fronteras de los EE.UU.. Asimismo, más allá de las declaraciones, el mercado parecía no tener claridad respecto de si las actuaciones de las autoridades de ese país buscaban aumentar las restricciones al comercio internacional o eran amenazas que tenían la intención final de lograr un cambio, pero con igual o incluso mayor apertura que la existente. Parte muy relevante de la respuesta se obtuvo parcialmente cuando los EE.UU. y México llegaron a un acuerdo en agosto, el cual fue ratificado el 30 de septiembre, anunciándose que Canadá se unirá al acuerdo que reemplazará al TLCAN/NAFTA, llamado “USMCA”.
Lo primero que es importante considerar es que se alcanzó un acuerdo, la alternativa de no tener un acuerdo podría haber sido fuertemente preocupante para los mercados, dado su potencial de reducir de manera significativa la eficiencia económica de América del Norte. Lo segundo, sin perjuicio de algunas excepciones(la mayor en el mercado automotriz) no se aprecian limitaciones nuevas relevantes al comercio e incluso hubo algunos casos en los cuales la apertura es mayor. Los mecanismos de solución de controversias, un elemento muy importante en cualquier acuerdo de este tipo, se mantuvieron. Asimismo, el acuerdo es por 16 años, muy por encima de los 5 inicialmente mencionados por Trump. Finalmente, es también positivo (aunque no fue motivo de discordia grave) que los tres países hayan podido expandir su acuerdo a áreas que no era importantes el año 1994 cuando se firmó el NAFTA original.
La incorporación final de Canadá al acuerdo, con lo cual éste se consolida, ya que los EE.UU. habían manifestado que podrían simplemente firmar acuerdos bilaterales, fue bien recibida por los mercados, pero no aclara por completo la duda más relevante respecto de la posición de los EE.UU. en su negociación con China. ¿Buscará el gobierno de Trump un acuerdo con orientación aperturista o proteccionista? La mitad del déficit comercial de los EE.UU. se produce con China, por lo que la búsqueda de balance que algunos de sus asesores han indicado es importante resultará mucho más compleja en este caso. En todo caso, el resultado neto es positivo, persiste un grado de incertidumbre, pero éste es menor al que existía hasta el 30 de septiembre.
Valentín Carril, Chief Economist; Strategic Allocation Head Principal Latam.
Opinión de octubre de 2018.
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