Columna de opinión: el APV y las mujeres

Las mujeres vivimos más y tenemos una edad de jubilación más temprana, por lo que debemos financiar más años de pensión por el hecho de vivir más.
Las mujeres tenemos un rol fundamental tanto en la familia como en el ámbito laboral. Hemos ido ganando protagonismo en el mundo del trabajo y cada vez es más común ver a una mujer en un cargo profesional importante. Sin embargo, si bien ha ido disminuyendo la brecha que existe entre hombres y mujeres, aún se requieren muchos cambios en el mercado laboral para lograr igualdad de género.
Y esto hace que, lamentablemente, en el ámbito de las pensiones estemos claramente en desventaja. Hay una realidad de la que tenemos que hacernos cargo y es que el problema de las pensiones es principalmente femenino.
Hay varias razones que explican esta situación:
Las mujeres tenemos menor participación en el mercado laboral y, cuando participamos, en general nuestros sueldos son menores que los de los hombres, lo que implica que nuestras cotizaciones a lo largo de toda la vida sean más bajas.
Además, pasamos largos periodos fuera del mercado de trabajo remunerado. Muchas veces como mujeres priorizamos la familia por razones de maternidad, cuidado de niños y familiares o tenemos trabajos informales, lo que se traduce inevitablemente en que tengamos lagunas previsionales, es decir, meses en que dejamos de ahorrar el 10% obligatorio que va a nuestra AFP para la futura pensión.
A esto se suma que las mujeres vivimos más y tenemos una edad de jubilación más temprana. Efectivamente las mujeres somos más longevas, de hecho vivimos en promedio 90 años (¡5 años más que los hombres!), lo que significa que debemos financiar más años de pensión. Y nuestra edad legal para pensionarnos es a los 60 años (¡5 años menos que los hombres!), lo que significa que además de financiar más años de pensión por el hecho de vivir más, debemos financiar aún más años porque nos pensionamos antes.
Lo anterior significa que si un hombre vive hasta los 85 años y se pensiona a los 65, debe financiar 20 años de pensión; y si una mujer vive hasta los 90 años y se pensiona a los 60, debe financiar 30 años de pensión.
Ejemplificando, un hombre de 25 años, que se pensionará a los 65 años, que tiene una renta de $1 millón bruto, obtendrá una pensión de $535.538 mensuales. Por otra parte, una mujer de 25 años que tiene las mismas condiciones salariales y que se pensiona con 60 años, recibirá $363.485 mensual de pensión.
Dadas estas condiciones, se recomienda que la mujer ahorre al menos un 13% adicional a su 10% obligatorio para lograr mantener su estilo de vida, es decir, tendríamos que destinar al menos un 23% de la renta total para asegurar nuestra vejez.
Sabemos que es un gran desafío ahorrar más y que a veces no es posible lograr el 23% requerido, pero eso no nos debe paralizar, sino que debemos avanzar lo que podamos, puesto que siempre es mejor tener un ahorro un poco más alto.
Te invitamos a revisar tu caso y contactar a tu asesor para determinar el porcentaje de tu sueldo óptimo para lograr el retiro que deseas.
Daniela Zecchetto G.
Gerente de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad
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